Di María no pudo evitar el empate entre Rosario Central y Atlético Tucumán

El "decano" y el "canalla" empataron 0-0 en un partido marcado por la expectativa que generó la presencia de Di María.

Di María no pudo evitar el empate entre Rosario Central y Atlético Tucumán FOTO OSVALDO RIPOLL/LAGACETA

En el fútbol argentino, las diferencias de calidad suelen aplacarse. Casi que desaparecen. Y, por más que ciertos partidos se pinten como luchas entre ángeles y demonios, el resultado muchas veces es chato, un 0-0 con pocas emociones. El duelo entre Atlético y Rosario Central fue así: un globo que empezó inflado y se desinfló hasta quedar en nada. El marcador final lo confirmó: empate sin goles y una magia del Ángel visible solo en algunos destellos.

Di María era la figura estelar en Tucumán. Su llegada había generado expectativa en cualquier fanático del fútbol. Una estrella que iluminaba por primera vez la provincia y que todos querían ver, aunque fuera unos segundos. Para Atlético, sin embargo, tenía otra connotación: era el rival a marcar, anular y opacar. Lucas Pusineri preparó la misma jaula que usó en los últimos dos partidos: una línea de cinco defensores dispuestos a arruinar la misa del Ángel e impedir que los fieles “canallas” celebraran en Tucumán. La congregación auriazul, mientras tanto, copó la tribuna Bolivia y un buen sector de las plateas.

Atlético intentó imponer ritmo e intensidad. Adrián Sánchez, Lautaro Godoy y Kevin Ortiz buscaban comandar el ataque y distribuir rápido hacia el doble “9” formado por Mateo Bajamich y Leandro Díaz. En los primeros minutos lograron adueñarse del protagonismo.

A los 14’, el “Loco” Díaz parecía convertirse en el verdugo de la noche. Tras una gran jugada individual, Ignacio Galván trepó por la izquierda y envió un centro al área. Bajamich y Sánchez no pudieron definir, pero Díaz capturó el rebote y anotó. El grito quedó atragantado: el árbitro anuló el gol por una falta previa y la desazón se esparció por las tribunas del José Fierro.

" width="100%" height="550" marginheight="0" marginwidth="0" frameborder="0">

La algarabía “canalla”, en cambio, no se apagó. Cánticos, celebración y euforia los consagraron como campeones del duelo de hinchadas. Central, sin embargo, no pudo reflejarlo en el juego: el equipo de Ariel Holan, pese a contar con grandes nombres, no impuso condiciones. Se limitó a esperar un error sin lograr destacar. Sus dos jugadas más peligrosas en el primer tiempo llegaron a partir de pelota parada: un centro cerrado de Di María, fruto de su gran pegada, y un cabezazo de Carlos Quintana.

Atlético, por su parte, lo buscó de manera incesante. Clever Ferreira fue una amenaza aérea, pero no concretó, y el “Loco” falló un mano a mano frente a Jorge Broun. En este tipo de partidos, la efectividad cotiza en oro, y cuando se falla se paga en la misma moneda.

El segundo tiempo fue más aburrido. Ambos equipos se cuidaron y tomaron pocos riesgos. Atlético, retrasado, con el objetivo de frenar a Di María; Central, sin circulación y con poca creatividad. La segunda mitad podría resumirse en dos jugadas: un disparo potente de Jaminton Campaz y otro mano a mano que el “Loco” desperdició.

Al final, el duelo quedó atrapado en una paradoja tan argentina: la expectativa superó con creces a la realidad. Ni el Ángel pudo volar, ni los demonios hicieron estragos. Solo quedó un empate gris, con la sensación de que lo más intenso de la noche estuvo fuera del campo, en las tribunas y en las calles.

Comentarios